BIOGRAFIA DE DON LUIS ALVAREZ DUARTE

Don Luís Alvarez Duarte, nació el día 22 de Mayo de 1950, en la populosa Huerta de los Granados, en el barrio de la Trinidad de la ciudad de Sevilla, en la que es actual calle Venecia. Justo detrás del colegio de la Stma. Trinidad. Sería bautizado en la parroquia de San Julián.






Sus padres, Severiano y Fernanda, de origen extremeño tuvieron que emigrar a la capital andaluza, donde Luís vendría al mundo. Orgulloso de haber nacido en la tierra de María Santísima, se siente, como no, muy satisfecho, de su estirpe extremeña. Tiene dos hermanos más, su hermano mayor, Juan Manuel, que nacería en Badajoz, y su hermana Ana María, que nacería, ya junto a el, en la capital hispalense.






Su vocación, empezaría desde bien pequeño, cuando Luís, empezó a dibujar y hacer figuritas en barro cocido para los belenes, e imágenes de Mª Stma. para sacarlas en las cruces de Mayo. Aunque su vocación llegaría de forma más rotunda, cuando Luís, alzó su mirada hacia una de las dolorosas más dulces de la semana santa hispalense. Nuestra. Sra. de la Esperanza de la Trinidad. Un poco más mayor, con la edad de ocho años, Luís junto con sus padres, solía visitar a otra imagen, que el admiraba y quería, como era y es, esa maravilla y portento de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena, la Señora. (O la Esperanza, como a Luís, le gusta llamarla). En esos momentos, aquel pequeño sevillano, soñaba ya en su cabeza, con poder realizar una imagen mariana.


   




















Su primera toma de contacto, con el mundo de la imaginería, sería de la mano de su madre, cuando pasó con ella, por la llamada, casa de los artistas. Luís la detuvo, y se quedó osbervando aquel taller. Aquel taller que no era otro, que el del gran imaginero Don Francisco Buiza. Su madre hablaría con el maestro, para que Luís en sus vacaciones, estuviera en el taller. Limpiar pinceles, barrer virutas o ir a por los mandados, era para el, algo grande. El no quería dinero, sino trozos de gubia de las obras, de aquellos grandes imagineros. Poco a poco, Luís empezaría a modelar, y a beber de aquella fuente de arte. Buiza, Don Sebastian Santos, o el gran imaginero carmonense e injustamente olvidado, Don Antonio Eslava Rubio.






Sería con la temprana edad de doce años, cuando aquel niño, tallara en la sacristía de la iglesia de San José Obrero, a su Virgen de los Dolores. Ya, por aquel entonces, el tenía una meta. Llegar a ser, un gran imaginero de Sevilla.





Tras dos dolorosas más, (la virgen de la Concepción de la localidad cordobesa de Palma del Río, y la virgen de la Amargura de Constantina, Sevilla), llegaría el gran reto para Luís. La sevillana hermandad de las Aguas, lo escogería para tallar, a su titular, que tras muchas advocaciones barajadas, se llamaría para mayor gloria de Dios y de Sevilla, GUADALUPE. Estamos en el año 1966, y contaba con la tempranísima edad, de quince años. El resultado sería maravilloso. Una dolorosa, de rasgos aniñados, tez morena, y sobre todo una belleza sublime. Aquella dolorosa, sería para Luís más que un revulsivo, para continuar luchando en el mundo de la imaginería. Sería entonces cuando se prometió, que si algun día tuviera casa propia, la bautizaría con la advocación de esa dolorosa, que tanto le dió, y que tanto significa en su vida personal.




Al año de realizar aquella bendita imagen, ya le iban llegando más encargos. Realizaría imágenes, como la virgen de los Dolores y la bellísima Victoria del Polvorín, ambas en la capital onubense. La virgen del Buen Fin, de la jerezana hermandad de la Lanzada, u obras de gran envergadura, como el misterio completo de la hermandad de la Cena, así como a su titular mariana, la virgen de la Paz. Obras que fueron realizadas en un breve espacio de tiempo, debido a un incendio que asoló la capilla de la hermandad malagueña. Otra dolorosa, que fue una revolución, en aquellos años, y que hoy en día goza, del cariño y la admiración de todos los malagueños, y es indispensable en su semana santa, sería la virgen de la Paloma, con esos, sus ojos verdes, que tanto dieron que hablar.






Seguimos en el año 1970. Luís ante otro reto. Tallar su primer crucificado, donde el maestro desplegó toda la sabiduría, y buen hacer del que ya hacía gala en aquel entonces. El Cristo de la Sed, de la hermandad sevillana del mismo nombre. Maravilloso. Su expresión, su estudiada anatomía, y esos ojos, que traspasan el alma. La virgen del Amparo de Dos Hermanas y la virgen de la Concepción de Sanlúcar la Mayor, ambas en la provincia sevillana, dibujarían la obra de Luís, en la primeros años de la década de los setenta.



                                                                                                                                                                                                                            












Aunque la confirmación definitiva, y su consagración vendría de la mano de dos dolorosas. En Córdoba, recibiría el encargo, por parte de la hermandad de la Expiración, de una dolorosa llamada del Rosario, hoy coronada canónicamente. El resultado una vez más, maravilloso. Dicha dolorosa, goza de especial cariño, por parte de don Luís, ya que ella marcaría un antes y un despues en el mundo imaginero cordobés. Sin duda está entre sus obras más admiradas y aclamadas.



Y una vez más un dramático incendio en una capilla, haría que Luís apareciese en escena. Este hecho, sería la desaparición, de la madre del Cachorro, Nuestra Señora del Patrocinio, "la señorita de Triana", del escultor Cristóbal Ramos. Comentar, que tanto gustó la virgen del Rosario cordobesa, que la hermandad trianera, le sugirió a Luís, que fuera como ella, la nueva talla de la Virgen del Patrocinio. A lo que el, dijo que la que se quemó, ya no volvería, y que realizaría una imagen que recordara, a la anterior, pero que le imprimiría su sello. En tiempo récord, Luís acabaría la que es, otra de sus mejores obras. Una dolorosa, sin lágrimas, dulce, fina, esbelta, delicada, elegante, bella. Una imagen, que te llena por completo, y que su rostro está lleno de amor materno.






Luís realizó, diversos viajes a Italia, que incluyeron una instancia en la Escuela de Restauración de Florencia. Entra en contacto directo, con obras del Renacimiento y del Barroco, estudiando la obra de Miguel Angel, y con especial interés la obra de Bernini.






Con el transcurso de los años, su obra, seguiría creciendo, convirtiendose en el imaginero mas aclamado de la segunda etapa, del siglo XX. Tambien organizaría diversas exposiciones, como las que realizaba en la sala "Alvaro" de la capital sevillana. Llegarían los encargos, desde distintos puntos de España, y parte del extranjero... Argentina, Nueva York, Cuba, Colombia o Venezuela.






Entre otras muchas distinciones, el 17 de enero de 2006, sería nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.






Entre sus obras civiles, podemos destacar, el monumento a la bailaora Pastora Imperio, al insigne bordador Juan Manuel Rodriguez Ojeda, al creador de la ciudad de San Juan de Dios y del primer telefono de la Esperanza, fray Serafín Madrid, al torero Manuel Vazquez, o al cantante linarense Raphael. A ellos sumamos diversos bustos, como los ejecutados a Francisco Rivera "Paquirri", Rocío Jurado, Juana Reina, el ex-presidente del Betis, Ruiz de Lopera, Jose Manuel Lara, o Pepa Flores, entre otros.






Además, de su gran obra propia, Don Luís, ha realizado un sinfín de restauraciones, para hermandades de cualquier rincón de España. En algunos casos, ha dejado su huella, e inconfundible sello. Imágenes, tan señeras y queridas, como las Esperanzas (Triana, Málaga, Utrera o Jaén), la Soledad de la localidad sevillana de Huévar del Aljarafe, que la restauró por dos veces, por un grave incendio sufrido, la Virgen de las Penas de Cádiz. Angustia, Palma, Mayor Dolor y Traspaso de Sevilla, Jesús de la Salud de los Gitanos o el Cristo de las Tres Caidas (Triana) de la misma ciudad, la Paz de Huelva, Gran Poder, Rocío, Soledad, Gracia de Málaga, entre otras muchas, han pasado por sus divinas manos.






Su producción en imágenes secundarias, con varias piezas del apostol amado, San Juan Evangelista, el cirineo de Pasión de Dos Hermanas, o los misterios de la Coronación de Jerez de la Frontera, la Santa Cena de Málaga o el del Cautivo y Rescatado de la sevillana hermandad del Polígono de San Pablo.






Imágenes de gloria, como la Virgen del Rosario de Ponce de León, la Virgen del Carmen de Conil de la Frontera o de Fuengirola, y la personal Santa María Salomé de la localidad onubense de Bonares, etc.






En la actualidad y ya desde hace varios años, reside en la preciosa localidad sevillana de Gines. Donde tiene su estudio-taller. Está felizmente casado, con la almeriense, Nani Ortega, y es padre de una hija, llamada Guadalupe.






A sus sesenta años, Don Luís, sigue en lo más alto en el mundo de la imaginería, y si Dios quiere, asi será por más años. Ya que como el mismo, ha manifestado, se encuentra, ilusionado y con la misma fuerza, que cuando empezó.






Reseñar a modo de apunte, que Don Luís, cuando coronen en 2012, a la virgen de la Victoria de Huelva, tendrá a tres dolorosas, de su producción, con tal rango eclesiástico. (Rosario de Córdoba y Merced en su Amargura de Bollullos de la Mitación).






Es el primer y único imaginero de la historia, que tiene obras repartidas, por todas las capitales andaluzas.






Su obra, se encuentra extendida, desde Roquetas de Mar hasta Ayamonte, de Lucena hasta San Fernando, de Bilbao a Tenerife, y de Badajoz hasta Valencia. América y países de Europa.






Don Luís Alvarez Duarte. Cercano, sencillo, humilde, constante, luchador. ARTISTA. Soñó con ser un gran escultor-imaginero de Sevilla, y ese sueño se cumplió, porque lo consiguió y con creces.






Sin duda alguna, figura clave, en el mundo de la imagineria, en la segunda mitad del siglo XX.






Gracias maestro, por habernos pagado, todos estos años, con tanta maravilla.




SERGIO MARCHAL















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